Coincidencia no muy grata [Jane]

Carraspee al escucharla y suspire cansinamente.
- Si piensas que hare caso a tus palabras, estas muy equivocada - replique tranquilamente - Yo paseare por donde quiera cuando quiera y tu no me detendras - afirme y sonrei a una niña que se habia acercado. La niña me devolvio la sonrisa y fue con su madre. La observe unos instantes y luego continue buscando algun libro interesante.

- Estás en el territorio de mi aquelarre, así como muchos respetan su espacio respeten el nuestro también - sonreí falsamente.
Nada de lo que dijera haría que me amilanara, sobretodo con lo que me molestaba su presencia y altanería.
Esperaba que no estuviera mucho tiempo por acá.

- Port Angeles también, somos los únicos de la zona, se supone que también nos pertenece, ¿o acaso los vampiros solo excluyen Volterra de su zona de caza? Que yo sepa no se puede tocar todo Italia, ¿no funciona así por acá entonces? - sonreí lentamente, esperaba su respuesta, no era la única que tenía buenas respuestas.
- Y a todo esto, ¿solo has venido para pasear a Port Angeles? - inquirí.

Cansinamente la mire y me acerque a ella con una sonrisa fria y demasiado falsa.
- ¿Por que me provocas? No tengo respeto por la vida humana y si me sigues probocando terminare con todos aqui, incluyendote a ti - replique y volvi a alejarme con elegancia - Y en cuanto a tu pregunta.. si, he venido a pasear, a alejarme un rato de Volterra - explique con sinceridad.

- No puedes hacer dos cosas a la vez, y no sé si recuerdes que zonas habitadas no puedes tocar, pues pones en peligro al aquelarre de la zona, ¿Qué no te lo recuerda tu queridísimo señor Aro? Él lo sabe muy bien - A Jane le gustaba molestar, disfrutaba de eso, yo solo disfrutaba de molestarla a ella.

- Pues yo también creo que vivir por décadas encerrada en un mismo lugar - me volteé dirigiéndome al librero contrario de donde se encontraba Jane.

- Pues a tu señor si le importará, los vampiros no pueden ser descubiertos - dije volteándome y viendo su expresión seria y fija en mi, incómodo.
- Aro no te va a andar perdonando todo, sabes muy bien que él quiere a mi padres, a mi tía y a mi formando parte de la guardia - levanté ambas con una sonrisa socarrona - Aunque descuida, sabes que no estamos interesados, además tu presencia diaria no es algo que favorezca mi decisión.

Le sonrei con falsedad y negue con la cabeza.
- Me perdonara todo lo que haga, tu no lo conoces asi que no puedes hablar de el - gruñi con cierto enfado - y descuida, el sabe perfectamente que si las acepta en las guardias nos iremos todos los que estamos ahora, ya se lo hemos advertido y ustedes lamento informarte que no son su preferencia, por que como veras, sigo estando en la guardia - murmure tranquilamente.